Asesino, discúlpame

Shawna Lynch era el tipo de amiga que haría cualquier cosa por su mejor amiga, Shelly Johnson, incluso enfrentarse al novio abusivo de Shelly, Larry Scott. Pero Shawna no tenía idea de que era sólo un peón en el plan de Shelly para escapar de Larry. Una noche de tormenta, Shelly manipuló a Shawna para que provocara a Larry. Cuando la furia de Larry se volvió mortal, Shawna buscó ayuda en Shelly, pero fue abandonada fríamente. Trágicamente, Shawna perdió la vida y la búsqueda de justicia de su afligida madre terminó con Larry matándola también. Sin embargo, ni siquiera el destino pudo ignorar la injusta muerte de Shawna. Por algún milagro, Shawna fue enviada de regreso a los días previos a su asesinato. Decidida a reescribir su destino, se comprometió a evitar a Shelly y dejarla afrontar las consecuencias de sus propias acciones. Pero Shelly no había terminado con ella. Una y otra vez, arrastró a Shawna a nuevos peligros. Esta vez, sin embargo, Shawna se defendió. Con resiliencia y coraje, no solo sobrevivió sino que también fue testigo de cómo Shelly y Larry finalmente enfrentaron la justicia que merecían.